La cultura lambayecana es una realidad viviente que se encuentra en un constante proceso de transformación, apertura y cambio. Intentar conservar las tradiciones del pasado negando su dinamismo es una actitud que la priva de su dimensión vital.
“Conservar no es congelar, momificar o colocar los aspectos específicos de un grupo humano en el escenario de un museo para el deleite intelectual. Conservar es contribuir a la afirmación del yo colectivo, afirmando su tendencia al cambio y a la reinvención constante de sus formas de expresión”.
Tengo la convicción de que no existe la posibilidad de conservar algo que está vivo negando su transformación, cambio y recreación continuos
No hay comentarios:
Publicar un comentario